PRESENTACIÓN DE LA CAMPAÑA 2008

El lema de este año es "laicos cristianos, sal y luz del mundo". Quisiéramos llamar la atención sobre la importancia que tiene en él la "y". Quizá sea más reveladora de lo que parece. Podemos pensar en el significado de la sal. Es un condimento que da sabor y cierto carácter a los alimentos… En términos evangélicos, ser sal es ser capaz de dar sentido a lo que hacemos; es tener la consistencia personal necesaria para impregnar el mundo con el "sabor" de Dios; es vivir en clave de Evangelio, contagiando a los que viven con nosotros.

¿Y la luz? Lo propio de la luz es iluminar. En términos evangélicos, ser luz es ayudar a los otros a ver, a descubrir el auténtico camino; es mostrar al Padre; es hacer visible la estela de Jesucristo para que otros la puedan seguir; es acercar la Palabra para que sea una referencia clara a la hora de interpretar los acontecimientos de la vida.

Esto parece claro. Pero lo difícil es la "y". Es decir, lo complicado es desarrollar a la vez los dos aspectos, el más interior (el del sentido, la consistencia) y el exterior (el apostolado). Porque todos tenemos tendencia a uno o a otro. O, simplemente, todos nos organizamos de modo que dedicamos más tiempo, más esfuerzo a uno de los dos. Unas veces porque así hemos sido formados, otras porque la atención a la familia parece que no deja tiempo suficiente, o porque no nos parece necesario ir más allá de lo que hacemos, o porque ni siquiera se nos había ocurrido…

Esta jornada del Apostolado Seglar se nos ofrece la oportunidad de compensar, de balancear, de dar sentido a la "y"; de plantearnos que es tan necesaria la consistencia personal, la coherencia de vida, como la acción evangelizadora. O, dicho con palabras del lema citado, es tan importante ser "sal" como ser "luz". Nuestra acción apostólica no será auténtica si no se sustenta en una coherencia de vida que nos permita ser "sal" para este mundo. Y no seremos verdaderos discípulos si la escucha de la Palabra, la vocación de seguidores de Jesús, no nos lleva a anunciar a todos la Buena Nueva, iluminando el mundo con su "luz".

¿Qué aspecto tenemos más desarrollado? ¿En cuál de las dos propuestas (sal, luz) debemos insistir más? Que esta jornada nos ayude a tomar conciencia de ello y obrar en consecuencia.