MENSAJE DEL SECRETARIO GENERAL DE SEGLARES CLARETIANOS


Como hijos que somos de nuestro tiempo, vivimos en una sociedad concreta y cada día somos formados, conciente o inconcientemente por la cultura que nos rodea y sus valores. Una cultura narcisista, que no admite cortapisa alguna a la libertad individual, ni reconoce autoridad sobre nuestros comportamientos que no sea la estrictamente legal.

Esta postura “crítica” se toma en demasiadas ocasiones desde posturas prestadas, no propias, determinadas por la constante e inevitable omnipresencia de los medios de comunicación, con sus clichés y sus prejuicios que moldean en su incesante goteo nuestros pensamientos hasta que llegamos a considerarlos como propios. Y se convierten en lo que intentamos alejar: una incuestionable autoridad que gobierna nuestro pensamiento y nos hace esclavos de eslóganes baratos y de escasa profundidad.

Solamente unidos a Cristo podemos ser Sal y Luz. Ser Uno con Cristo es ser Uno con su Iglesia; con toda la Iglesia.

En la fiesta de PentecostÉs, el día del Apostolado Seglar, la Conferencia Episcopal Española, nuestros obispos, lanza un mensaje a los fieles españoles, que se viene repitiendo desde hace ya algunos años y que empieza a ser preocupante: “es necesario que cada bautizado asuma la urgencia de revisar su espiritualidad y de renovar su formación cristiana”

Precisamente por nuestra pretendida autosuficiencia, a nivel personal y comunitario, nuestra formación es cada vez más pobre. Avanzamos en los niveles profesionales, educativos, culturales, y en cuanto a nuestra formación cristiana, nos quedamos en una fe adolescente, cuando no infantil. Muchos vivimos “una fe heredada, pero no personalizada”. El fruto inmediato de este raquitismo espiritual es “una profunda ruptura entre la fe y la vida”. El empobrecimiento de la vida sacramental y comunitaria va desdibujando el verdadero rostro de Cristo hasta hacerlo irreconocible en los nuestros.

No es raro encontrar, hasta en nuestras comunidades en las que se supone un recorrido de maduración de la fe, quienes aún no han “descubierto y asumido con gozo la misión evangelizadora y misionera confiada por el Señor a sus discípulos”, incluso habiendo asumido actividades y compromisos eclesiales relevantes.

Urge por tanto revisar nuestros procesos de formación, entendiéndolos como “un continuo proceso personal de maduración en la fe y de configuración con Cristo, según la voluntad del Padre, con la guía del Espíritu Santo”.

Tanto el equipo “Laicos y Familia” como en el “EFAL” de los misioneros claretianos, sienten esta necesidad de formación de los laicos, y desde hace unos años ya nos vienen ofreciendo una valiosísima ayuda en este aspecto. Entendiendo que la mejor cimentación de una comunidad evangelizadora es la verdadera conversión de sus miembros, sus esfuerzos están orientados fundamentalmente en la personalización de la fe.

Los seglares claretianos, en plena sintonía con esta preocupación por tener una fe auténtica, enraizada en el Señor, que nos permita realmente “dar frutos de santidad”, vemos que los desafíos de nuestra sociedad actual requieren de una respuesta fundamentada en una espiritualidad renovada. Fruto de esta inquietud es el documento final de la Asamblea que tuvimos el verano de 2007 en Guatemala: "Formados en la Fragua del Corazón de María. Un camino para vivir la espiritualidad del Seglar Claretiano hoy", un itinerario que nos ayudará a vivir las experiencias fundamentales de nuestra espiritualidad, para así ir formándonos, e ir tomando la forma del Maestro.

Os animo por tanto, en este tiempo del Espíritu, a seguir las indicaciones de nuestros pastores, y a permanecer así en el Señor: “El que permanece en mí como yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí no podéis hacer nada” (Jn 15, 5).

Constantino Rodríguez

Secretario General

Seglares Claretianos